Como cada año, las flores y su fragancia vuelven a inundar los rincones de Girona. Sobre todo el Barrio Viejo.
En esta ciudad, que siento más como mía que la que me vio nacer, hay dos cosas muy típicas y con una larga historia que nos grita que la primavera ha abierto sus puertas para que entremos en ella, llenándonos de amor y felicidad.
El primero y que podemos ver al final de la Rambla, si la comienzas a caminar a partir del fabuloso Puente de Piedra, justo a la altura de la histórica librería Geli, es a nuestro Tarlà.
Para poder verlo deberéis levantar la vista ya que está colgado entre los edificios. Lo mejor es verlo bailar... Pero su historia la explicaré en otro momento.
Desde el viernes, 9 hasta el 17 de mayo , pueden verse diseños florales increíblemente hermosos y, en ocasiones, muy imaginativos.
Asociaciones, floristerías, grupos de vecinos y muchas más personas y entidades has dedicado horas para preparar sus exposiciones, y que Girona se convierta en una explosión primaveral.
Para que podáis ver una pequeña parte de lo que han creado he creado una página donde encontraréis las fotos que fui haciendo durante mi visita.
Espero que os guste y lo disfrutéis.
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